“Antes de contagiarme, mi pelo era fuerte y voluminoso. Ahora, después del contagio, mi pelo es débil y pierdo mucha cantidad” dice esta joven madrileña.

Uno, de los muchos efectos secundarios del coronavirus, es la pérdida de pelo, y declaraciones como esta, se están convirtiendo en usuales, aunque no todos los afectados por el covid padecen estas secuelas.

Las infecciones de cualquier tipo, ya sean bacterianas, como la sífilis, o víricas, como el VIH o el mismísimo coronavirus, son suficientes para provocar pérdida de pelo; no obstante, en principio, sería temporal y reversible

Este tipo de alopecias suelen obedecer al deterioro del sistema inmunológico del ser humano, puesto que el cabello siempre es un reflejo de la salud de nuestro organismo.

Esta pérdida de cabello de la cabeza está causada, seguramente, por un efluvio telógeno, secundario a factores emocionales, provoca una pérdida brusca y difusa de cabello que se inicia tras una crisis ansioso-depresiva. El gran número de pelos perdidos alarma a la persona afectada, pero, generalmente, la totalidad de ese pelo se recupera cuando se normalizan las circunstancias que provocaron su caída

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